Desnudarse


Desnudarse. Pero no solo desnudarse sino hacerlo ante otro, otra. Desprenderse de cada prenda, de su peso e historia, y de las prohibiciones y las advertencias. Dejarlas caer así, desordenadas. Mostrarse al otro, a la otra, como nacimos, sin la armadura o el disfraz que es la ropa de todos los días, sin bolsillos para esconder las manos. Decir, aún sin palabras, este soy, con mis cicatrices, mi panza, mi imperfección. “Todo ser es capaz de desnudez”, dijo Andre Gide. Cierto, pero que vértigo mostrarse.

“¿Cómo amar lo imperfecto,
si escuchamos a través de las cosas
cómo nos llama lo perfecto?

¿Cómo alcanzar a seguir
en la caída o el fracaso de las cosas
la huella de lo que no cae ni fracasa?

Quizá debamos aprender que lo imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada”.
                               (Roberto Juarroz)

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