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Mostrando entradas de enero, 2021

El carnaval.

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Miro el extraño mundo de los terapeutas en estas épocas aún más extrañas. Lo que hacemos para llamar la atención, para ganar likes , para vendernos. Me asombro, me río, me enojo, todo a la vez. Disfraces, máscaras, antifaces coloridos y no tanto con que salimos a mostrarnos. Con el tiempo identifico formas, especies, colores típicos: la Soy tan Original y Excéntrica, el Intelectual Yo Puras Cosas Profundas, la Chamana Hija de la Pachamama, el Rebelde a mí las Teorías no me sirven, la Bella y Enigmática, el Tengo Muchos Títulos y soy Especialista en todo, la Siempre Optimista Sonrisa Desplegada, el Hipster Yo te llevo al Éxito, el Galán que peina Canas y guiña a sus admiradoras... tantos y de tantos colores. Me divierto y hago corajes y me indigno yo solito. Pero luego claro, termino mirándome a mí mismo. ¿Yo de qué me disfrazo? ¿Cuáles son mis máscaras? ¿Qué vendo, discreta o descaradamente? Me sorprende mi lista: yo soy o invento ser el siempre sereno y en mi centro, el que dice cosas

Cuerpos insumisos

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                Quizá es necesario recuperar el derecho a ser los cuerpos que somos, tal y como somos, grandes o pequeños, gordos o flacos, con sus capacidades y discapacidades, con sus historias que inevitablemente dejan marcas, cicatrices, huellas. Quizá es necesario derrumbar a golpe de cuerpos reales la exigencia absurda de ser ese cuerpo hegemónico, discriminador e inalcanzable que se nos impone. Quizá es necesario redescubrirnos bellos, cuestionando que exista una sola forma de belleza, comprendiendo que la belleza no es sino una particular relación entre quien observa y lo observado, una relación que se abre al asombro, la compasión y la ternura.  Me  gusta la invitación  de Lucrecia Masson a revelarnos, a encontrar nuevas formas de ser cuerpos, formas indómitas y disidentes, a volvernos “Visibles, desobedientes, disidentes de la norma que nos impone una sociedad que estandariza y controla cuerpos y deseos, que define lo bello y lo sano (…) Es necesario atentar contra la matri

Lo demoniaco.

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  Si lo erótico es el impulso vital que nos invita a salir de nosotros, lo  demoniaco  es la fuerza perturbadora que nos saca sin contemplaciones. No están separados, sino en estrecha unión.  El concepto de lo demoniaco es un aporte de Paul Tillich que vale la pena aclarar: lo demoníaco no es lo satánico; esto último es la existencia de lo absolutamente destructivo, mientras que lo demoníaco es lo ambiguo, lo creativo y lo destructivo mezclados confusamente y que resultan inseparables.  Lo demoniaco vive en lo humano, está allí a la espera y aparece a veces con una fuerza que nos asombra al mismo tiempo que nos asusta. La experiencia sexual puede llevarnos hacia allá, no siempre, no desde el principio, pero puede. Un beso lleva a otro beso, una caricia convoca a otras, el deseo crece. Elegimos lo que hacemos, paramos y reiniciamos, sabemos, controlamos, matizamos, retrocedemos. La voluntad está presente y es parte del encuentro. Pero a veces la fuerza de lo que experimentamos crece d