Vida en abundancia.

 

     Entonces ¿amar es desear? Solo podemos desear aquello que no tenemos del todo, pues al tenerlo dejamos de desearlo. Si amar es desear ¿no termina el amor cuando poseemos al fin a ese otro que deseamos? ¿No ocurrirá que una vez que lo tenemos desearemos algo más, un nuevo amor, y el primero quedará atrás? Creo que amar implica deseo. Pero ¿qué deseo? Parecería que la respuesta es obvia: al amarte te deseo, es a ti a quien deseo. Deseo tenert-te. Deseamos tener-nos. Sin embargo, ¿no estaríamos de nuevo en la lógica de la posesión, justo aquella que produce relaciones violentas? Si: tenernos, poseernos, apropiarnos. En el fondo nada habría cambiado. 

    Pensémoslo de otra forma: amar es desear, el amor incluye el deseo, pero quizá mi deseo va más allá de ti. No es suficiente el desear-te. Deseo más. Más que desearte, deseo para ti. ¿Qué deseo para ti? Cuando te amo, deseo tu bien, tu alegría, tu crecimiento, tu plenitud, tu placer. 

    Hay unos versículos del Evangelio de Juan que me iluminan: “Yo vine para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Eso dice Juan que dijo Jesús. No tengo idea si lo dijo y tampoco sé si Jesús trae esa vida. Quiero quedarme con algunas palabras. Cuando te amo deseo para ti  que tengas vida en abundancia. No solo que vivas, no es suficiente. Deseo que tengas vida en abundancia.

    Pero tampoco eso basta.

    Desear para ti que tengas vida es un deseo hermoso, pero insuficiente si te amo. Comte-Sponville agrega algo esencial tomado de Spinoza: “El amor es deseo, pero no es falta. El deseo es potencia de existir y de actuar (…) es la fuerza en cada uno de nosotros que nos mueve y nos conmueve”.  Es aquí donde el amor muestra su verdadera cara. Deseo para ti que tengas vida en abundancia, pero ese deseo no es un deseo pasivo sino un deseo activo, una potencia de actuar, de hacer, de ir. Amar entonces es desear activamente que tengas vida en abundancia, es decir, actuar para que eso sea posible. Así el amor no es solo una pasión, como dice el amor romántico, algo que se siente y te arrasa y padeces. Es también y sobre todo una acción, la de hacer posible que crezcas, que descubras, que te alegres, que disfrutes, en fin, que tengas tanta vida como sea posible.