Los nuevos expertos.


Tiempos de confinamiento. Tiempos críticos. Tiempos extraños.
De pronto la red se llena de expertos en meditación, yoga, mindfulness, escritura creativa y un largo etcétera. También han aparecido muchos expertos en terapia en línea, ¿te has fijado? Cada día encuentro un nuevo curso para aprender a dar terapia en línea, pero... hasta hace unas semanas nadie parecía saber acerca de eso. ¿Cuándo aparecieron tantos expertos en ese tema?

Quiero pensar que quienes los ofrecen llevan años trabajando en ese modelo, han tenido muchísimos pacientes a lo largo de varios años y además, tienen un sustento teórico suficientemente sólido para enseñarnos las diferencias, radicales y sutiles, entre el trabajo en persona y en línea. Sin embargo, por desgracia creo que no es así, que en la mayoría de los casos lo que hay es... improvisación o la repetición de algunos lugares comunes, el mismo viejo contenido con un nuevo envase. Creer que sabemos (que no es igual a saber) y que podemos enseñar (que no es lo mismo que enseñar).

También veo que aparecen cursos, diplomados, formaciones de temas sumamente complejos que se imparten en seis, diez, doce horas. Me quedo pasmado: algunos de esos temas requieren, a mi juicio, largas horas de entrenamiento y supervisión, de trabajo personal, de cuestionar las propias actitudes, de abrirse a nuevas formas de mirar. ¿Es posible adquirir una formación al menos básica en terapia de pareja, terapia sexual, feminismo, sanación espiritual en unas pocas horas? Sinceramente, creo que no.

Entiendo que son tiempos difíciles en lo económico, que todos buscamos modos de salir adelante, pero quizá habría que ser más críticos con nuestro trabajo y con lo que podemos ofrecer. Una y otra vez el modelo humanista es cuestionado por su falta de seriedad. Me parece que las formaciones exprés y la improvisación no nos ayudan a modificar esa visión.

Creo que aprender algo con cierta profundidad implica tiempo, largo tiempo, espera, estudio, profundo, trabajo con las propias actitudes, a veces un radical cuestionamiento de nuestros paradigmas. Las redes sociales nos hacen enamorarnos de nuestra imagen y nos dan la posibilidad inmediata de aparecer ante la cámara, pero me parece que eso implica, también, una responsabilidad.

No es lo mismo saber que creer que sabemos. No es lo mismo enseñar, que creer que enseñamos.

¿Y si lo pensamos un poco más antes de enseñar y de aprender?

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Los niños alfa

Otras sexualidades posibles.

Cuerpos insumisos