La terapia idealizada.
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Leo a mis colegas terapeutas y me inquieta esa idealización del hecho estético en terapia. Leo las palabras que los terapeutas usamos para describir esa experiencia y me quedo al margen, espectador asombrado de algo que me parece puro romance y fantasía. La terapia, dicen, se convierte en un poema, en una obra de arte, el encuentro de dos almas de las que surge una misteriosa alquimia que da por resultado la Belleza. Como si uno se sentara con sus acuarelas marca Bombín y su hoja en blanco y dijera: "A continuación haré una Obra Maestra". Cómo si uno se sentara con su cuaderno Scribe y su pluma Bic y pensara: "Y ahora escribiré la Gran Novela". Yo miro aquello como algo inalcanzable. Pienso en mis alumnos y los imagino igual que yo, preguntándose cómo se hace para crear Belleza (así, con mayúscula) cada vez que se sientan ante el enigma que es cada paciente llevando consigo su (nuestra) carga de dudas y titubeos. En el fondo hay una romantización del hecho terapéu...