La batalla

“¿Y si el cuerpo, en su plenitud, no es más que un anhelo de cuerpo? La sangre corre hacia el corazón solo para ser devuelta a la corriente, a llenar las rutas, los canales antes vacíos, los kilómetros que hemos de cubrir para llegar los unos a los otros”, se pregunta y dice el poeta Ocean Vuong, tan joven él, tan bello, tan delicado, tan lúcido. El cuerpo es anhelo de otro cuerpo. Creemos que el cuerpo es una realidad cerrada, algo individual y terminado. No es así. Mi cuerpo es un llamado o una respuesta, un ir hacia, una permanente incompletud que no se sacia nunca. Soy cuerpo ante lo otro, ante el otro. Me encuerpo en el dolor, en el placer, en el agua que bebo, en la caricia que doy o que recibo. Mi cuerpo ya no está completo sin el tuyo, no porque seas parte de mí sino porque yo soy parte tuya. Me encuerpas sin saberlo todo el tiempo. No logro entender que tu cuerpo surgiera de la unión de mi cuerpo y el de tu madre. Uno más uno es tres. ¿Cómo es posible? Fuiste cuerpo ...